En 2015, adquirimos nuestra primera cámara DSLR y descubrimos una nueva perspectiva del mundo a través del visor. Inicialmente, aprendimos fotografía y video mediante ensayo y error, y posteriormente nos formamos con profesionales, dedicando muchas horas a perfeccionar técnicas.
En 2018, decidimos profundizar en la materia y establecer nuestro propio negocio, buscando independencia, flexibilidad y una clientela propia. Colaboramos con varios profesionales de audiovisuales, y algunos de nuestros resultados fueron publicados en periódicos y otros medios. Estas experiencias nos ayudaron a construir un portafolio sólido y variado para mostrar en la web y redes sociales.
Tras mucha formación y práctica, desarrollamos nuestro propio estilo y comenzamos a recibir solicitudes de clientes a través de redes sociales y la web. Con el tiempo, más personas mostraron interés en contratarnos, momento en el que nos dimos cuenta de que habíamos logrado convertir nuestra pasión en nuestra profesión.